lunes, 12 de marzo de 2012

Las mujeres en el siglo XX.

"La mujer a principios de 1900"

A pesar de tiempo atrás haber demostrado la mujer que tenía más agallas que el hombre (un ejemplo, Agustina de Aragón), la mujer estaba completamente anulada. Su destino era el matrimonio, procrear y obedecer al marido.

Si a los nueve meses el matrimonio no había dado el fruto, aunque la falta fuera del hombre, como más tarde se ha demostrado, la culpa siempre era de la mujer, y la miraban como una inútil.

En aquella época, la medicina estaba muy atrasada, me contaba mi abuela que morían muchas mujeres en el parto. Los médicos sólo necesitaban sangrías, quinina y aceite de ricino. Cuando la mujer daba a luz, el primer alimento que entraba en su cuerpo era una purga de aceite de ricino, porque el médico decía que había que despurgar el cuerpo. Así que, se decía que siempre estaba tocando la campana a muerto y a mortichuelo.

La mujer estaba marginada hasta en la iglesia; el hombre entraba a descubierto, la mujer se tenía que cubrir. Cuando contraían matrimonio, le ponían la collera, al hombre sobre el hombro y a la mujer por encima de la cabeza, para indicarle que estaba por debajo de él. En el año 1956, a una servidora también se la pusieron.

Hoy eso ya es historia. A las primeras mujeres que salieron a pedir sus derechos las quemaron, a ellas les debemos dónde nos encontramos hoy. Pero hay que seguir luchando, para conseguir lo que nos falta. Por ejemplo, ¿por qué un mismo trabajo realizado por un hombre tiene que estar más pagado que si lo hace una mujer?

Amigas, tenemos que seguir trabajando. Se lo debemos a nuestras hermanas que murieron por liberarnos de esa marginación.


Encarna Vegara Soler.


"Una mujer de la segunda mitad del siglo XX"


No he conocido la guerra ni la posguerra y no he pasado muchas calamidades de aquellos tiempos. Era una niña y escuchaba muchas cosas, aunque todo lo hablaban como una cosa mala que era.

En las personas mayores que yo, las mujeres no hablaban muy alto, porque estaban apartadas de todo y bajo el mandato de los hombres. Fui creciendo y comprendí una de las cosas muy importantes: que las mujeres también teníamos voz y voto, aunque en aquel entonces no podíamos levantar la voz del todo, aunque hubo muchas que se hicieron famosas por ello. Por ejemplo, Juana de Arco, luchadora y guerrera e Isabel de Inglaterra, reina, que en sus tiempos ya nos abrían paso.

Vivíamos en tiempos malos, ni las mujeres ni los niños teníamos derechos y con el paso de los años nos hemos hecho escuchar. Las mujeres tenemos trabajo y los niños, derechos.

Trabajamos en muchas profesiones, por ejemplo médicas, diputadas, etc., y gracias a Dios ya no tenemos que depender de nadie y le hemos facilitado a nuestras hijas otra clase de vida. Ahora viven con su pareja sin casarse y no se complican la vida, viven encantadas.

Mi marido ha sido machista hasta que ha comprobado que sus hijas viven su vida aunque a él no le guste, pero yo siempre he vivido en casa sin poder hacer muchas cosas. Ya ha abierto los ojos y para nosotras es muy importante. Ha tenido que tolerar y escuchar todo lo que nosotras pensamos.

Ahora ya no hay tanto machismo, pero hay hombres que tienen que recapacitar. Gracias a todas nosotras, ya podemos respirar.

Pilar Albaladejo Ripoll

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