miércoles, 30 de noviembre de 2016

MI LLEGADA A LA ESCUELA



Mi historia en la Escuela de Mayores, por Josefa Galiana (Redován)

Desde hace unos cuantos años estoy viniendo a la Escuela de Mayores. Yo lo primero que quiero decir es que me gusta muchísimo desde que empecé, a primeros de octubre.
Estoy deseando que llegue el día y a mí me gustaría que durara todo el año. Tengo que decir que me costó mucho empezar a venir porque yo de pequeña casi no fui al colegio, pero una amiga que venía también a la escuela me animó mucho y además, cuando lo dije en mi casa, mi familia me dijo que no me lo pensara, que me lo iba a pasar muy bien y que seguro que iba a aprender muchas cosas nuevas.
Desde entonces tenemos varias actividades: manualidades y más. Nos hemos reído mucho y lo que más me gusta es que lo pasamos muy bien todas las compañeras, y aparte de esto siempre nos han guiado los profesores que durante todos estos años han sido varios, todos estupendos. Han tenido una paciencia infinita, además con una sonrisa para todas por igual. Para mí son siempre un ejemplo por cómo se comportan, como el profesor que tenemos este año, un chico que se llama Juanma, con unas ganas de trabajar contagiosas.
Estoy deseando que llegue el lunes para venir a la escuela. Desde aquí animo a todas las personas mayores que se animen y vengan porque es de las cosas más bonitas que pueden hacer.


CUANDO YO ERA PEQUEÑITA...



MI JUVENTUD, por Cándida Martínez (Redován)
Mi juventud la pasé en la huerta. Me gustaba mucho subir a las moreras a coger moras, higos de la higueras, tomates, alcachofas y también cogía dátiles, que era mi oficio: subir a las palmeras. Jugaba a la trompa con los chicos de la huerta. Cuando era verano nos bañábamos en la balsa de coser el cáñamo sin ropa, porque el agua estaba verde y si me bañaba con la ropa también se ponía verde y me madre me castigaba.

CUANDO YO ERA PEQUEÑA, por Adelaida Sánchez (Redován)
Cuando yo era pequeña había poco para comer. Cogí un trozo de nicho para comérmelo, con qué corazón me diría mi madre que lo dejara para mis hermanas que eran más pequeñas que yo. Antes, que no había para comer, podía comer y ahora que ya puedo comer no puedo comer tanto. “Alifoque” que tiene uno. No puedo tomar nada de azúcar y nada con sal, con el estómago no puedo comer tampoco nada de verdura.

LA COMUNIÓN  por Josefa Ballesta (Redován)
Era un 18 de marzo, al día siguiente iba a hacer mi primera comunión, y mi madre había hecho migas de pan. Me dijo mi madre “Fina, bebe agua porque a partir de las 12 de la noche no puedes”. Yo estaba muerta de sed y no podía beber. Después tenía que ir a Orihuela por la orilla y cuando veníamos para acá entramos a una casa a pedir agua porque estaba muerta de sed y de hambre por el camino. Había palmeras y cogíamos dátiles.





Cuando yo tenía 7 años mi madre me llevó a la escuela para ver si aprendía algo a leer porque hace 75 años eso de que las chicas supieran leer se usaba poco. Yo aprendí un poco, y además hice la primera comunión. Y después de eso a trabajar las tareas de la tierra, ya que mi padre era agricultor.
Carmen Villena, San Miguel.

Yo fui a la escuela hasta los 11 años. La maestra nos ponía la tabla de multiplicar y la que no la sabía, la ponía de rodillas todos los días hasta que la supiera. Y por la tarde nos ponía a hacer primores.
María Sánchez, San Miguel.

Cuando era pequeña empecé a ir a la escuela de la maestra Doña María, con mi hermana. Tendría 3 años. Y después empecé, no sé si con 5 o con 6 años, hasta los catorce. Y después me fui a trabajar al campo.
Carmela Patiño, San Miguel.

Me gustaba poco leer y la maestra me decía “Josefina, ven a leer” pero yo siempre me escabullía y no iba. Mi madre, después, me mandaba a clases particulares para que aprendiera algo. Sé más leer que escribir.
Josefina Garre, San Miguel.
A los 8 años tomé la comunión con un traje que me hizo una prima mía que era modista, y me puse muy contenta porque el traje era muy bonito. Es lo más bonito que me ha pasado.
Isabel, San Miguel.


MI INFANCIA, por Conchi Ros (Algorfa)
Nací en Algorfa. Soy la mayor de tres hermanos. Empecé a ir al colegio a los 6 años. Mi primera profesora se llamaba Carmen. Era muy buena profesora. Me acuerdo de mis amigas del colegio: Loli, Teresa, Carmen…
Cuando terminamos de ir al colegio a los 14 años empezamos a ir en bicicleta a la fábrica a Almoradí.
En la actualidad, vivimos las 4 aquí. Son recuerdos muy bonitos que no se olvidan.
Conchi Ros.
 

LA HISTORIA DE MI INFANCIA, POR Manuel Penalva (Algorfa)

Nací en la huerta de Dolores, en la casa de mis abuelos maternos. A la edad de siete años mis padres compraron una casa en Almoradí.
Al año siguiente comencé a trabajar en un molino, para moler trigo y maíz. Yo madrugaba ya que mi trabajo consistía en limpiar el molino.
Me pagaban con dos kilos de harina y el almuerzo. Con esa harina mi madre hacía migas o sémola.

Empecé a trabajar muy joven para ayudar a mis padres.
En la familia éramos cuatro hermanos, tres varones y una hembra. El primogénito falleció a la edad de diez años.
Fui al colegio durante un año, mi maestro fue Don Manuel Pineda, como comencé a trabajar muy joven no pude asistir más tiempo al colegio. Lo que yo aprendí me lo enseñó mi padre, por las noches cuando yo terminaba de trabajar. Me enseñaba a leer y a escribir. Y también aprendí solfeo. A la edad de doce años ingresé en la Unión Musical de Almoradí.
Manuel Penalva.



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Recuerdo que mi niñez fue bonita, con todos mis hermanos siempre jugando. Éramos 5. Más tarde ya íbamos al colegio y después a ayudar en casa a mi madre, en las tareas. Mi primera comunión, un día de muchos recuerdos.
Fina, San Miguel.

Nací el 7 de abril de 1942 en el campo, con una comadrona, a la luz del candil, un martes. Cuando me bautizaron un domingo no había cura y tuvieron que volver el lunes. No tenía padrinos y fue el sacristán y una tía mía los padrinos.
Me crié con mis abuelos y mis tías, cuando hice la primera comunión fui un mes a la escuela para enseñarme a rezar, y ya no fui más.
Me enseñó un maestro que iba por el campo dos veces a la semana, era una cría muy tímida.
Conchita, San Miguel.

Me acuerdo mucho de un chico que conocí y estuve bastante tiempo saliendo con él. Me lo pasaba muy bien. No nos peleábamos. Él se fue a hacer la mili. Al cabo de mucho tiempo lo volví a ver. Me puse muy contenta de volverlo a ver. Ahora no sé de él, pero todavía me acuerdo.
Carmen Ferrer, San Miguel.

Soy Carmen, me crié en la huerta de Callosa. Somos seis hermanos. Yo quería ser modista pero no fue así. Me crié con mi familia y fui muy feliz jugando con las muñecas, luego fui al colegio a Rafal a los siete años. Hice la primera comunión y nos venimos a vivir a San Carlos, y estoy muy feliz con mi familia.
Carmen González, San Carlos (Redován)