Desde las Escuelas de Mayores de la Mancomunidad La Vega queremos felicitar el año a todo el mundo y que se cumplan vuestros mejores deseos.
Algo que estuvimos trabajando antes de irnos de vacaciones en los pueblos de Algorfa, Jacarilla, Redován y San Miguel de Salinas con nuestras usuarias y usuarios fueron los recuerdos de la infancia o juventud, lo que técnicamente se llama "memoria biográfica o histórica", que consiste en recordar momentos especiales que han quedado marcados en nuestro recuerdo.
Aprovechando la navidad, preguntamos.... ¿qué actividades se hacían antiguamente en tu pueblo que ya no se hacen?
Y este fue el resultado... ¡maravilloso!
Algorfa
Cuenta Lola Lorenzo, con casi 95 años, que su padre fundó
una tradición en el pueblo de Algorfa por navidad, una tradición centenaria
pues es anterior a su nacimiento.
Un grupo de personas del pueblo, de ambos sexos, presentados
voluntariamente, se turnan para sacar a la Virgen del Carmen, patrona de
Algorfa, desde el 25 de diciembre y durante todos los días de la navidad, el
grupo de voluntarios y voluntarias pasan casa por casa con la imagen de la
Virgen, al principio, y más tarde con el estandarte. Guitarra en mano, llegaban
a cada casa y preguntaban “¿En esta casa se reza o se canta?” y entonces se
entraba en la casa y se cantaba o rezaba según el deseo de la familia a cambio,
muchas veces, de dulces, regalos y algo de beber. Lola inventó una canción de
aquellos días: “Venimos a visitarte, como vieja tradición, y la Virgen del
Carmen te da su bendición”.
El último día, cuando ya se había pasado por todas las
casas, a la hora de elegir quiénes portaban a la Virgen hasta la iglesia, se
organizaba una puja, a beneficio de la Iglesia. Quienes más dinero aportaban
eran quienes introducían a la virgen en el templo.

Baile de los Nabos. Por navidad, en el Paseo de Algorfa, se
organizaba una exposición-fiesta de los nabos. Se colgaban los nabos más
grandes que se habían cosechado en los alrededores para que todo el pueblo los
pudiera ver, y en la noche se organizaba un baile donde participaba todo el
pueblo.
Durante la jornada y el baile, se realizaban apuestas y
pujas para ver quién tendría que “bailar con el nabo”. Alguien comenzaba dando
cierto dinero para que otra persona bailara con el nabo, y esa persona o algún
allegado hacía una contraoferta para no hacerlo. “Doy estas pesetas para que
Luisa baile con el nabo” y contestaba su novio: “Yo doy más para que no lo
haga”. Y así transcurría la velada hasta que se quedaban sin dinero o se
cansaban de la puja, en cuyo caso le tocaba bailar con el nabo entre risas y
aplausos del resto de los y las habitantes del pueblo.

Redován
Muchas tradiciones se han perdido en el pueblo de Redován,
pero las personas mayores las recuerdan con cariño. Todo el mundo sabía que se
acercaba la navidad gracias a Manuel Andreu (DEP), más conocido como “el
electricista”, quien colocaba un altavoz en la puerta de su negocio y ponía villancicos
todos los días que duraba la navidad. La música navideña se escuchaba en todo
el pueblo.
También era famoso el “Concurso de Belenes”. En todas las
casas del pueblo se montaba un Belén, cada familia según sus posibilidades e
imaginación. Pronto se abría el tiempo del concurso y un comité visitaba casa
por casa los tradicionales belenes, poniéndoles nota para más tarde hacer
pública la clasificación. Era tradicional que además del Jurado también
visitaran las casas los vecinos y vecinas, sobre todo las casas ganadoras, y
siempre se agasajaba a las visitas con dulces navideños caseros y alguna copita
de coñac…
Los Trolos. Los trolos era un grupo de hombres ,
voluntarios, del pueblo, con buena voz, que se dedicaban a ir a las casas de
las chicas “mozas” (solteras) del pueblo a cantarles en verso y portando un
cuadro del niño Jesús y San José (el nacimiento). Las mozas del pueblo se preparaban y colgaban
un pañuelo con sus nombres en el cuadro. Al finalizar el pasacalles se
realizaba un sorteo entre los pañuelos colgados. Entonces los novios de las
mozas daban un dinero por el pañuelo de la muchacha, uno por uno se iba pujando
por cada pañuelo y aquel chico que aportaba más dinero conseguía el pañuelo
para regalárselo a la afortunada.
Esta comitiva de hombres, “los trolos”, se recorrían casa a
casa, el pueblo entero, y en cada casa de aquellos años 40 o 50 del siglo
pasado, les esperaba un aperitivo compuesto por dulces navideños, coñac, anis u
otras bebidas para animarles en su camino.
Esta tradición está muy unida a otra tradición de la Comarca
de la Vega Baja, que se llama “Los Auroros”.
Monika (Alemania)
En Alemania es tradicional el 24 de diciembre por la tarde,
que los padres lleven a sus hijos e hijas a la iglesia o a pasear por las
calles para disfrutar de los adornos navideños y del bullicio tradicional que
se respira en estas fechas. Mientras tanto, las mamás se quedan en la casa y
preparan el árbol de navidad con todos los regalos alrededor. De esta forma,
cuando llegan los peques de la casa se encuentran con que la navidad ha llegado
a sus casas… pero antes de abrir los regalos hay que merendar-cenar, una comida
muy ligera y breve pues los niños están nerviosos y sufriendo por abrir los
regalos.
Carrine (Bélgica) nos cuenta esta tradición popular de
Bélgica y Holanda que no hace mucho que llegó a su ciudad (Bredene), pero que ya
está muy instaurado entre sus habitantes, se celebra el primer fin de semana de
enero el Kerstboomverbranding o “la quema de árboles de navidad”. Ese día,
todos los habitantes del pueblo llevan hasta la playa el árbol de navidad que
ha decorado su casa durante esas fiestas. Allí el ayuntamiento los amontona
todos formando un gran árbol de navidad compuesto de docenas de árboles de
navidad, y entonces se prende fuego, simbolizando el fin de un ciclo (año
viejo) y el inicio de un año nuevo. Toda esta actividad también está amenizada
con música, comida como sardinas o bebida de todo tipo, y muchos bailes, buenos
deseos y alegría.
San Miguel de Salinas.
El baile de la piña, es una tradición que se llevaba a cabo
al finalizar los días de Pascua.
Esta tradición reunía a todas las parejas del pueblo para
bailar en el centro social, la plaza, el teatro o el parque. Cualquier lugar
era bueno para pasar un buen rato entre bailes y además ganar el gran premio de
la piña.
Todas las parejas, preparadas para lucirse con sus mejores
pasodobles, competían por el premio que se encontraba dentro de una gran piña.
Los últimos años, el baile de la piña fue llevado a cabo en
el Teatro, allí, había una piña muy grande en lo alto de la sala llena de lazos
de colores que caían hasta la altura de la gente.
Tras unos buenos bailes, un jurado elegía a las parejas que
mejor lo hacían, y solo ellas, tenían la posibilidad de tirar de uno de los
lazos y descubrir si ese lazo abría la piña.
Tan solo uno de los lazos abría la gran piña que albergaba
dentro el premio.
Jamones, quesos, botellas de vino, aceite, los mejores
embutidos… todo esto podría ganar la pareja que mejor bailara y que más suerte
tuviese al tirar de uno de esos lazos.
A pesar de que es una tradición que se ha ido perdiendo con
el paso de los años, las mujeres que cuentan esta tradición, hablan de ella con
mucha ilusión y añoranza porque afirman que era muy divertido y les hacía muy
feliz.