Desde la creación de la Escuela de Mayores nos pareció
importante crear redes de amistad entre las distintas personas participantes,
que se encuentran en poblaciones vecinas. Estas personas durante las sesiones
comparten a los mismos monitores, desarrollan los mismos (o parecidos)
contenidos, disfrutan de las mismas actividades y avanzan con la misma energía.
Uno de los objetivos que marca el proyecto es el de realizar
actividades de encuentro entre todas las escuelas de mayores de la
mancomunidad, lo que además complementa el cumplimiento del resto de objetivos
de crear redes de apoyo, romper el aislamiento social, potenciar las
actividades de ocio, mejorar el bienestar personal, etc.
Por ese motivo, cada año la Mancomunidad La Vega organiza
una actividad conjunta en la que pueden participar todas aquellas personas que
durante el año han asistido a las escuelas de mayores. Se realiza a finales de
mayo o junio, cuando ya se acerca el buen tiempo, y consiste en una excursión
por la provincia que nos sirve de enriquecimiento cultural y personal.
En mayo pasado tuvo lugar este encuentro entre las 5
escuelas de mayores que desarrollamos en toda la mancomunidad. En esta ocasión visitamos
Pilar de la Horadada y Torrevieja.
El autobús salió puntual desde San Carlos, y fue recogiendo
por todas las localidades a las personas que previamente se habían inscrito y
que ya estaban convocadas en el lugar de recogida. En el ambiente se respiraba
nerviosismo, ilusión y muchas ganas de pasarlo bien. Durante la espera del
autobús se formaban corrillos donde se comentaban actividades de las últimas
sesiones, se recordaban anteriores excursiones y se hacían planes para lo que
estaba por venir en la jornada.
El autobús era una algarabía cuando estaba ya completo y
emprendió ruta hacia Pilar de la Horadada, nuestra primera parada. Hubo
reencuentros de personas que hacía tiempo que no se veían, charlas animosas
entre ellos y ellas, algún piropo para la monitora Carmen ¡e incluso también
para el conductor!
Llegamos a la hora prevista a Pilar de la Horadada, y tal
como estaba programado allí nos esperaba una trabajadora de la oficina de
turismo de la localidad que nos acompañaría muy amablemente toda la visita.
Pilar de la Horadada es un municipio de la provincia de
Alicante, enclavado dentro de la comarca de la Vega Baja, que linda con la
Región de Murcia. Posee una extensión de unos 78 kilómetros cuadrados para una
población que no llega a los 22.000 habitantes. A pesar de ser una población
pequeña, es muy acogedora, con muchas plazas y zonas peatonales que invitan a
pasear y a disfrutar del aire libre y el medio ambiente.
La primera parada, después de atravesar el mercadillo
ambulante en el que varias personas no pudieron reprimirse y compraron dulces
típicos del lugar, fue el museo arqueológico y etnológico de la población
“Gratiniano Baches”.
Este fondo
museístico se muestra actualmente en cinco secciones: medio ambiente, fósiles,
arqueología, etnología y numismática. Podemos decir, como curiosidad, que la
mayoría de objetos que pertenecen a la exposición y al museo han sido donados
por particulares.
Dentro de la sección de fósiles hay que
destacar el cráneo de sirenido: gran mamífero acuático y herbívoro que habitó
el "Río Seco", durante el Plioceno, hace más de seis millones de
años.
La sección
arqueológica recoge importantes piezas pertenecientes a los diversos pobladores
que habitaron en este enclave.
La sección
numismática nos ofrece en recorrido monetal bastante amplio: desde los íberos
hasta época actual, no solo en España sino en otros países del mundo.
Por último,
la etnología nos muestra una amplia variedad de útiles tradicionales
relacionados con la vida diaria de las familias locales de hace más de doscientos años.
Forma parte
también de la exposición permanente del museo el despacho de D. Gratiniano
Baches, la primera persona que inicia los estudios arqueológicos en Pilar de la
Horadada a principios del siglo pasado, y de quien recibe el nombre el museo.
Así
transcurre la visita, siempre guiados por la guía turística, la directora del
museo y una empleada más, que amablemente fue contestando a las numerosas dudas
de nuestro grupo. Este museo gustó mucho, especialmente la zona etnográfica,
pues muchos de los objetos antiguos que allí se exponían los habían conocido
nuestras usuarias y usuarios, lo que les trajo muchos recuerdos y dio motivo de
contar anécdotas de los “viejos tiempos”.
Museo Arqueológico - Etnológico
Gratiniano Baches
C/ Carretillas, 19
03190 Pilar de la Horadada (Alicante)
Telf: 96 535 11 24
Gratiniano Baches
C/ Carretillas, 19
03190 Pilar de la Horadada (Alicante)
Telf: 96 535 11 24
Después de
otro agradable paseo por las calles de la localidad, llegamos a la plaza
principal del pueblo, donde se encuentra la Iglesia de la Virgen del Pilar. Fue construida en el año 1981 en el lugar que
anteriormente había ocupado un viejo templo derruido. Está dedicada a la Virgen
del Pilar y en ella se encuentran diversas obras de valor escultórico, en
especial del autor local José María Sánchez Lozano. La iglesia es obra del arquitecto Antonio Orts
Orts, de planta rectangular con una sola nave, ocho capillas laterales y
ábside. Esta construida en ladrillo visto. En la fachada principal se aprecian
dos cuerpos con celosía, frente a la cual se expone una copia de la Virgen del
Pilar en marmolina, obra del escultor Sánchez Lozano.
En el interior,
encontramos el fabuloso retablo central. La nave central queda culminada con el altar y el imponente retablo de
madera de box, tallada y pulimentada en su color, obra de Antonio García Mengual
en el año 1997. En él se representan nueve escenas de la presencia de María en
la vida de Jesús.
Finalizada la ruta
cultural era hora de tomar un refresco. Así que nos detuvimos un ratito en la
plaza para poder disfrutar el buen clima que nos acompañó, en las terrazas de
las cafeterías colindantes, para refrescarnos y descansar un poco.
Era hora de comer, así que
nos dimos prisa y tras una rápida visita al mar y a unas ruinas cercanas
emprendimos viaje hacia Torreviaje, al Centro de Ocio Municipal, que es un gran
edificio dedicado especialmente al ocio de las personas mayores.
Allí pudimos comer, en
buena compañía, como una gran familia. Entre risas y bromas y algún cotilleo
que otro, degustamos el menú que nos habían preparado y nos relajamos en la
sobremesa. Pero todavía no había acabado la jornada.
Faltaba el tradicional
bingo familiar, con el que disfrutamos más por el hecho de participar que por
la posibilidad de ganar algunos de los regalos preparados. Apostados en un lado
del salón, fuimos la sorpresa del día para los otros visitantes del lugar, que
observaban desde lejos cómo cantábamos los números y se arremolinaba la gente
cuando alguien conseguía una línea o un bingo.
El juego del bingo es
también muy interesante para trabajar las facultades mentales en la edad
avanzada (y a cualquier edad), ya que requiere de concentración y de
orientación para los números.
Poco a poco se fueron
terminando los regalos simbólicos que habíamos preparado para este juego y
entre risas y bromas pudimos dar por terminada oficialmente la excursión y la
convivencia.
Los regresos dicen que son
tristes, pero en nuestro caso, en el autobús y durante el trayecto de regreso,
continuaron las bromas y el buen humor.
Poco a poco fuimos
desandando el camino de la mañana y dejando en sus respectivas localidades a
las personas participantes de esta actividad, que se despedían del resto con la
mano, con dos besos y con una sonrisa de oreja a oreja. ¡El año que viene más!
No hay comentarios:
Publicar un comentario